dimecres, 18 de gener del 2023

Vlad

Un fragment d'aquest personatge que va ser clau en un moment donat del meu passat. A llegir! 

"Vlad golpea sus nudillos contra la madera oscura de la puerta confiando que la compañera de piso de Tay esté lúcida y despierta y pueda abrirle, porque sabe que Tay no lo va a hacer. No oye nada al otro lado, así que vuelve a golpear con más insistencia. Cuando está a punto de darse por vencido y llamar a su amiga, el sonido de unos pies arrastrándose tras la puerta lo detiene. Cuando esta se abre, ve al otro lado la somnolienta cara de Alison, con los ojos hinchados y achinados y el pelo revuelto. Se le hace raro verla sin gafas, pero no se detiene a pensarlo. 

- ¿Está Tay? 

Ella asiente y abre más la puerta, invitándole a entrar.

- Sigue en su guarida - Vlad sonríe -. No es un buen día, ya lo sabes.

Su sonrisa se borra y asiente. Lo sabe. Por eso ha venido. Pero su cabeza en ese momento no le ayuda, y no es más fácil cruzar el umbral de la puerta de Tay siendo consciente de ello.

La habitación se encuentra colpletamente a oscuras, hay ropa y zapatos por el suelo y la poca luz que entra por el marco de la puerta crea sombras danzarinas encima de un revoltijo de sábanas en la cama. Supone que bajo ellas se encuentra Tay, pero no puede estar seguro.

La habitación de Tay era su guarida: allí había pasado todos los viernes desde la universidad, todos los viernes junto a una Tay sonriente y una habitación cálida. Pero en ese momento no reconoce la estancia.

Se acerca despacio hacia el montón de mantas, pisando con cuidado, intentando no hacer ruido. Cuando está a un paso, sale una voz débil de la cama.

- Sé que estás ahí, Vlad. Caminas haciendo saltitos.

Sonríe. Su Tay sigue allí, aunque es un día oscuro para sus ojos.

- Buenos días.

Apoya una rodilla en la cama y se acerca agazapado a ella. Tira de la manta un poco hasta que puede ver el rostro de la chica, de perfil. Tiene los ojos muy abiertos, mirando hacia ninguna parte, y con profundas ojeras. 

- ¿Buenos? - dice casi sin separar los labios.

Los tiene resecos, lo puede advertir desde allí. Aún así, tiene la necesidad de acercarse, pero ella no desvía sus ojos de la nada. 

Se queda muy quieto durante unos segundos, asegurándose de que la chica respira, ya que parece sin vida. Al cabo de un momento, alza la manta y se cuela en ella, quedando cara a cara con la chica. Pero ella no desvía sus ojos de la nada.

Sus dedos rozan la piel de su mejilla involuntáriamente. Tiene la piel tirante a causa de las lágrimas, pero sus ojos están más secos que las hojas de otoño. Está fría. De hecho, empieza a tiritar. Pero ella no desvía sus ojos de la nada.

Hasta que lo hace. Lo mira y sus ojos empiezan a brillar, y él siente el corazón en un puño.

La acerca hacia él con el brazo, para infundarle calor, más por él que por ella. Ella tiembla, y la oscuridad los cobija. Ella tiembla y las sombras lo ocultan. Ella tiembla y no se da cuenta pero él también empieza a temblar.

- ¿Crees que lo superaré? ¿Crees que seré capaz de seguir adelante?

Él piensa un momento. Las palabras se atragantan solas y él se queda sin, las palabras no saben ordenarse y él sigue sin decir nada.

- No y sí - contesta al fin -. Creo que no es algo que superes, pero supongo que dentro de un tiempo será más fácil alzar estas mantas.

Siente humedad en la camiseta. Llora. Pero ya no tiembla.

No sabe cuanto tiempo ha pasado, pero llega un momento que ella sale del hueco de su camisa y lo mira con ojos velados.  

No dice nada, pero él cree saber qué le está pidiendo. Que se quede. 

Se acomoda y palmea su pecho indicándole que se apoye en él. Tay sonríe y se sorbe la nariz. Luego se apoya y se ahueca en el hueco de su cuello. Buenas noches, quiere decir. Porque en ese momento podría quedarse dormido, toda la vida. Pero ni es de noche ni nadie duerme, así que lo único que dice es lo que debía decir."


Amb carinyo,

Maraya





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