dimecres, 9 de novembre del 2022

el ciclo vicioso de darse cuenta demasiado tarde

 Harta de las verdades a medias, de la incertidumbre y la deshonestidad. La propia, no la ajena. Ver racionalmente delante de tus ojos lo que sabes que está mal, lo que sabes que te hiere, y tontamente aferrarse a una esperanza que en papel sabes que no deberías tener, y te refugias en la idea de que tú puedes hacerlo diferente. Como si en la historia no hubiese habido ejemplos suficientes (y en la tuya propia) para demostrarte que quizás dejarlo ir sería lo mejor para ti. 

Pero también se suma la confusión que conlleva las razones por las cuales lo haces. ¿Es por y para ti? ¿Es porque tu ya no quieres estar ahí? ¿Es porque esperas que ocurra algo cuando se acabe este capítulo? Harta de que las decisiones que tomas no puedan abstraerse de otras personas, y que no se atañen únicamente a tus deseos. Harta de que siquiera conozcas estos deseos. 

Harta de entender tus razones cuando ya ha sucedido, de no comprenderte hasta que la evidencia es tan grande que te das de bruces contra ella y piensas como has podido estar tan ciega, como has podido obviar tu intuición de una forma tan obvia. Como has podido traicionarte una y otra vez, sin siquiera pestañear, cuando la última vez dijiste que sería la última vez. 

Harta de este miedo a que en realidad te rindas siempre antes de tiempo, o de que lo hagas demasiado tarde. 

No saber lo que te rodea es soportable; no saber lo que tienes dentro es desesperante. 


con confusión, Maraya



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