dissabte, 6 de novembre del 2021

El día que me olvidé de tomarme el café y la semana de sol llegó a su fin

 El día 5 de noviembre, ayer, volvió la lluvia de otoño. 

Después de una calurosa semana, en la que el sol débil brillaba en el horizonte y las auroras se avistaron con grandeza, el día de tu cumpleaños volvió el crepúsculo permanente. Y esta vez lo recibí con los brazos abiertos, pues un pensamiento surcaba mi mente con fuerza: es la primera vez que me creo, de verdad, que estarías orgullosa de mí. 

Han cambiado muchas cosas, pero tampoco he cambiado tanto yo. ¿Cuál es la diferencia pues? Creo que lo que hace distinta esta ocasión es que ahora yo también estoy orgullosa de mí. De lo que estoy haciendo, de las fuerzas que he reunido y de que me haya dado cuenta, a tiempo, de que estoy aquí. De que he hecho muchas malas decisiones y algunas buenas que me han llevado hasta donde estoy ahora. De que mis prioridades están más claras y me satisfacen más. 

Y ayer por la mañana me olvidé de tomarme el cafe, antes incluso de haber llegado a toda esta conclusión, antes de que el día ni empezara. Antes de darme cuenta de que el sol se escondía, tímido, tras una cortina de gris. 

Te echo de menos, pero distinto. Me gustaría que vieras donde estoy, como soy y en qué dedico mi tiempo y esfuerzos. En estar bien; lo más importante. 


Te quiero



Maraya

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